martes, 20 de mayo de 2014

El pequeño detalle de lo inadvertido.

Llega un momento en el que suena aquella canción y piensas,¿te acuerdas?, o escuchas una frase de aquel libro que te marcó y sientes algo similar a un escalofrío mental. Es así, a quien no le ha pasado esto, quien no ha vivido esta situación.

Es cierto que la mayoría de las personas han vivido esto, lo han sentido y lo que se siente no es ilusión por saberse la letra de la canción, ni tampoco felicidad por saber que del libro que se habla lo leíste, no es así, se nota un cierto cosquilleo que representa el momento al cual está asociado esa letra de canción o la persona con la que relacionas ese libro. Con esto quiero llegar a esos pequeños detalles que tanto nos gustan, los cuales cuando los leemos en otras personas decimos pero qué memoria, cómo se puede acordar de eso. Pues todo es tan fácil de entender si lo llevas a un extremo, cuando tu exageras hasta el máximo algo te das cuenta de que eso tiene importancia, mientras que en tu contexto no se la das.

Por este motivo quiero llegar a una conclusión, ¿cuál es la parte de uno mismo que decide que importancia tiene cada cosa?, ¿tenemos un baremo qué decide qué es lo más importante y de ahí vamos disminuyendo?. Yo no lo sé, sólo puedo asegurar que en la vida la mayor diferencia entre las personas son los pequeños detalles y que no hay que llegar al extremo para valorar algo, no nos dejemos llevar al borde del acantilado porque llegará un día que caigamos y nos demos cuenta que no era una simple canción, ni el mejor párrafo del libro, sino que eran el pequeño detalle de lo que pasó inadvertido.

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