jueves, 17 de enero de 2013

N'abandonne jamais

Pero a las seis en punto apareció y así es como conoció a la persona que le acompañaría el resto de su vida. Ahora ambos eran octogenarios, habían recorrido una vida dura pero con recompensas, tenían dos hijos con sus respectivas parejas pero había un problema, él no se acordaba de nada, la cabeza le iba jugando malas pasadas y casi todos los días vivían la misma historia. Ella se sentaba junto a él, con vistas a un jardín, mientras le leía un diario. Aquel comenzaba de la siguiente manera: "Silencio! Los pasos estaban muy cerca, él se escondía en un rincón de la caseta situada debajo de aquella rampa de caracol resbaladiza donde todos los días se montaban varias veces." Pero terminaba con una dedicatoria de ella, aquella última frase que resumía sus vidas. N'abandonne jamais.

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